El ganador del proyecto “Crissroad”, Christopher Bravo, viajó más de 800 kms para entregar una sala de procesos que fabricó para los trabajos de apicultura “Miel con amor” de la ganadora Amalia Aguilar.
Después de la gran final de enero, los 60 ganadores del concurso de emprendimiento Impulso Chileno, se volvieron a encontrar en marzo en el Campus San Joaquín de la Universidad Católica. Ese día se podían ver rostros emocionados y expectantes por el nuevo proceso que iba a empezar: clases y mentorías por 6 meses con expertos académicos de la universidad para impulsar sus negocios.
Antes de la primera clase, los ganadores se dividieron en grupos y compartieron de un rico almuerzo. Algunos conversaron sobre el verano, de sus experiencias personales como emprendedores y otros sobre las reinvenciones que tuvieron que realizar debido a la crisis social que afectaba a Chile desde octubre.
Uno de ellos fue Christopher Bravo, quien amplió la gama de productos de su negocio. “Crissroad” originalmente se concentraba en casas rodantes y ahora también fabrica foodtrucks y salas de procesos. “Conversando en la primera clase con la señora Amalia, me comentó que estaba interesada en comprar un carro con una unidad sanitizada para procesar la miel para la apicultura. Ahí le dije que yo la podía ayudar, acordamos un precio e hicimos el negocio”, cuenta con mucha alegría.
Amalia Aguilar es de la localidad de Futrono y ganó Impulso Chileno con el negocio “Miel con amor”. Esta emprendedora necesitaba un “laboratorio” adecuado para procesar la miel y así formalizar su negocio. Amalia dijo que buscó por mucho tiempo proveedores pero no tuvo suerte de encontrar lo que necesitaba.
“Estuve complicada pero Cristopher dijo que podía ayudarme. Además de fabricarla, viajó desde Nacimiento para traerme la sala. El grupo de impulso es espectacular, siempre hemos tratado de ayudarnos mutuamente. Siempre compartimos los buenos datos, los contactos. Es una red muy buena, todos son muy cariñosos”, explica Amalia con emoción.
Claudia Serrer, Gerente de proyecto por parte de la Escuela de Administración UC, comenta que el programa permite que se generen redes de apoyo y colaboración entre los emprendedores, lo que en un contexto como el actual, es más necesario que nunca: “Conocer la historia de apoyo entre Amalia y Chistopher nos muestra que el trabajo colaborativo crea oportunidades de negocio y que hoy has dos emprendedores que están cumpliendo su sueño juntos”.
Por su parte, Cristián Schalper, Jefe de Operaciones de la Fundación Impulso Inicial, coincide con lo anterior y señala que “al pensar el emprendimiento como algo colectivo, se genera un fin común donde si al otro le va bien, nos beneficia a todos. Nos enorgullece que se genere este tipo de colaboraciones y redes en Impulso Chileno. Es un gran equipo de emprendedores”.
Los 60 ganadores de esta segunda versión han demostrado con gran ímpetu su responsabilidad y trabajo. ¡Mucho éxito a todos, juntos saldremos de ésta!