“Insistir, persistir, resistir y nunca desistir”. Ese es la frase que define a la emprendedora Jessica Ossandón, una de las ganadoras de la segunda versión del concurso de emprendimiento Impulso Chileno, patrocinado por Andrónico Luksic y su familia, quien ha logrado capitalizar la crisis del COVID-19 con su proyecto de fabricación de mobiliario a medida.
Su proyecto nació desde una necesidad personal. “En un momento yo necesité un mobiliario con medidas especiales y específicas para un espacio en la habitación de mis hijas después de una Navidad en la que recibieron muchos regalos. Así fue como salimos a buscar una repisa especial en donde ellas pudieran guardar sus cosas, pero no la encontramos”, recuerda esta emprendedora.
A diferencia de otros emprendedores, Jessica supo rentabilizar la crisis sanitaria del COVID-19 y potenciar su proyecto de fabricación de mobiliarios a medida. Su taller está ubicado en el patio de su casa en la capital regional, desde donde fabrica todo tipo de muebles aprovechando estos tiempos de pandemia que han obligado a muchas personas a permanecer en sus casas y a buscar una solución para la cantidad de cosas que almacenan y que no tienen dónde dejar.
Relata que producto de la crisis sanitaria esperaba que sus ventas bajaran pero para su sorpresa resultó lo contrario. “Lo que más nos piden en estos momentos son proyectos de cocina y walk in closet. Ello se debe a que las personas están tanto tiempo en sus casas que se dan cuentan que necesitan mobiliario donde guardar todas sus cosas y quieren organizar ese tema”, relata la única representante de Atacama que ganó el concurso Impulso Chileno.
Además de tener que reinventarse en tiempos de pandemia, enfrentando las barreras de cuidado sanitario y el de falta de proveedores de Santiago, lo que la obligó a ir en búsqueda de materiales a La Serena para cumplir con las entregas a sus clientes de Copiapó, Caldera y Paipote; en 2015 Jessica tuvo que enfrentar un aluvión que casi liquidó su emprendimiento.
“Nosotros en ese tiempo también teníamos el taller en el patio de la casa donde vivíamos y la verdad es que perdimos todos nuestros implementos pero seguimos trabajando, no bajamos los brazos y no paramos la producción aunque lo pensamos en su momento”, relató.
De hecho, estos tropiezos la ayudaron a emprender con más fuerza y postular al concurso Impulso Chileno, donde obtuvo 3 millones de pesos y una mentoría de seis meses por parte de la Escuela de Administración de la Universidad Católica.
“Estoy muy agradecida de la Escuela de Administración de la UC, los profesores son un siete, todos siempre dispuestos a aclarar nuestras dudas, a ayudarnos y colaborarnos, junto a nuestros mentores. Inicialmente partimos con una clase presencial, pero producto de la pandemia cambiamos a clases vía online manteniendo la misma calidad de las clases. No es fácil juntar a 60 ganadores, pero todos teníamos con las ganas de aprender”, recalca.
Si bien está emprendedora ha sacado adelante su negocio en base a recomendaciones, Jessica espera hacer crecer su negocio con el premio de este importante concurso de emprendimiento. “Antes no contábamos con las mejores condiciones para trabajar y este premio de Impulso Chileno nos permitió implementar un taller y habilitar oficina para trabajar, lo que nos ayudó a generar confianza en los clientes, y a ver de a poco los frutos”, destaca.
En tanto, el empresario nacional Andrónico Luksic, resaltó el trabajo realizado por la copiapina.
“El emprendimiento de Jessica representa muy bien el espíritu del emprendedor chileno, ya que pese a las adversidades, no baja los brazos y continúa con lo que se ha propuesto. El aluvión de 2015, el COVID de 2020, sin duda que han golpeado a los emprendimientos locales, pero el llamado es a creer en su trabajo y esfuerzo, esa es la fórmula para salir adelante. Y Jessica es un gran ejemplo de esa resiliencia y empuje”, dijo Luksic.